Análisis
El grooming es una práctica de violencia digital ejercida deliberadamente por un adulto para establecer una relación y un control emocional sobre un menor con el fin de preparar el terreno para su abuso sexual y/u obtener un lucro de la misma.
Los groomers (personas que realizan este tipo de actividad con la finalidad de hacer daño al menor) pueden ser hombres y mujeres de cualquier edad, nivel económico o social. Este tipo de acciones puede suceder de forma online o en persona, y en la mayor parte de los casos esta persona invierte un tiempo considerable para ganarse la confianza de los menores, de distintas formas: se muestra como otra persona que no es, siendo comprensivo y ofreciendo consejos al menor, obsequiando con regalos… Siempre se utilizan dispositivos tecnológicos para llevarlo a cabo y es posible por la escasa percepción de riesgos en su utilización que tienen los adolescentes.
Poco a poco los groomers van obteniendo más datos personales y de contacto, seducen a los menores por medio del discurso y enviando imágenes de tipo pornográfico, consiguiendo que el niño realice actos de naturaleza sexual. Suelen implementar “secretos” para poder controlar y así asustar al menor, este a su vez se siente avergonzado o culpable, y así no denuncia el abuso.
Dentro del grooming, se pueden diferenciar dos aspectos: físico y psicológico. El Grooming físico implica una desensibilización gradual, y el Grooming psicológico se utiliza para lograr este aumento de sexualización mediante el uso de sobornos y amenazas.
Los principales riesgos a los que los menores se enfrentan en situaciones de grooming son los siguientes:
- Abuso sexual: este el fin último del agresor, la satisfacción sexual con su víctima menor de edad. Este abuso puede ocasionar secuelas traumáticas en la víctima.
- Pérdida de privacidad: este riesgo hace referencia a la difusión de este tipo de imágenes por la red, sin el consentimiento de la víctima.
- Sentimiento de engaño: el groomer engaña a la víctima de forma que esta accede a sus peticiones, con lo que finalmente el menor se encuentra con que no es dueño de lo que está compartiendo.
- Chantaje: los menores se pueden ver sometidos a algún tipo de chantaje por parte del acosador.
- Pornografía: los menores se pueden ver inmersos en la pornografía infantil y las implicaciones piscológicas y legales que esto conlleva.
- Pérdida de autoestima: en muchos casos las víctimas se pueden llegar a sentir humillados y utilizados.
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